domingo, 16 de mayo de 2010

La casa eterna

Corredores, entradas, cruces. Corredores, cruces. Una pared. Tomare a la izquierda, otra vez y otra. Izquierda de nuevo. Otra pared. Ahora la derecha, una, dos y tres veces. También en la encrucijada y después la esclusa. Siete escalones. Y a la derecha otra vez. Una pared igual marca el final del paseo de hoy. Estoy cansado.

Pasan los días. Camino, busco nuevos corredores y abandono otros. Mi casa es inmensa. Desde que entré no he vuelto a encontrar la puerta, pero sigo buscando. Camino y cruzo.

Mi padre me dijo un día que me daría una casa. Una casa eterna. Regalo mucho oro a quien la construyó. Paso un tiempo. Llegaron los guardias y luego el. Mi padre se ofreció a llevarme a mi nueva casa. Los guardias nos acompañaron. La gente celebraba. Estaban felices por el regalo que mi padre, el rey, me hacia esa mañana. Mi padre también estaba feliz. Yo estaba feliz. Mi casa era inmensa, con muchos corredores, escaleras, altos y esclusas. Todos diferentes, todos iguales, todos para mi.

Hace mucho que no veo a mi padre. Ahora a la derecha. Otra pared. Mi casa es eterna. Tal y como me prometió el Rey, mi padre. Corredores, entradas, cruces. Corredores, cruces. Una pared. Tomaré a la derecha...

1 comentario: