domingo, 28 de octubre de 2012

El Libro del Eterno Retorno (crónicas)

Jobar decidió hablar con el extraño personaje que se dibujaba entre los reflejos de la luz. 

- ¿Eres un hechicero, entonces?

- Oh ingenuo amigo - respondió el extraño. ¿Podrías decirme qué es la magia? Sólo soy lo que no fui, si hubiese sido lo que no seré, ahora que soy lo que nunca sería si no existiese tal como soy ... y dime, ¿tú quién serás?

Jobar comenzó a desesperar ante los acertijos del embozado sujeto que parecía moverse de lugar y aparecer siempre en el mismo sitio. Finalmente respondió. 

- No lo sé. Soy un hombre con dos razas, sometido a dos lealtades que no he buscado. No domino la magia o lo que sea que tus poderes te conceden. Pero eso a ti no te importa. ¡No me has contestado!

El embozado comenzó a reírse estruendosamente y luego habló nuevamente.

- No. Podré respondiendo tu pregunta si consideraré que sirva para alguna finalidad. Pero no creeré que fuese ese el caso. Creo que estuvieses perderás el tiempo. No me habrás entendieras.

Jobar sí entendía. No había respuesta. Eso lo molestaba. No podía seguir perdiendo el tiempo con un hechicero loco que hablaba cosas sin sentido cuando su misión estaba a punto de fracasar y muchos de sus amigos podían estar corriendo graves peligros o incluso haber muerto.

Aferró la empuñadura de su espada, Troshang, y se abalanzó sobre el orbe.




sábado, 27 de octubre de 2012

PERDIDA


"porque la pena tizna cuando estalla, perro que ni me deja, ni se calla..."
Miguel Hernández

Qué hacer cuando ya nada hay que hacer. Que lograr cuando todo está urdido. Que intentar cuando te han sustituido y todo tu ser sabe que ha perdido. Qué obrar cuando morir sería un dulce recorrido.

Cuando la traición es el presente y la soledad es el futuro. Cómo seguir haciendo si no queda ya aliento. Cómo seguir tratando si nada vale el intento. Cuántos momentos perdidos, cuánto honor inútil y cuánta honestidad lanzada al vacío. Cómo escribir, si las palabras ya no tienen sentido.

Cómo soportar la burla y la iniquidad del destino. Cómo no sentir grata la muerte, para no sentir el pesar repetido.

martes, 24 de julio de 2012

Ever turning tales (Book I)

It was a Mâa horse. Dark, tall and brave mount. Fast as the wind, fierce as a storm and loyal as the warm spring sunshine. Cannot be tame, cannot be stalled, cannot be saddled, by other than the one he has chosen. Never would abandon his master and would rather die before accepting a different one.



martes, 5 de junio de 2012

La Torre (I)




La Torre es el mundo. Ya lo sabemos. En ella está todo, lo escrito y lo que no. Cada palabra, cada frase, cada letra que no ha encontrado aún compañeras ocupa un lugar en alguna de sus galerías.

Adentro, también estamos nosotros. Atrapados, sea cual fuere la talla de nuestro ser, transitamos su arquitectura impalpable, absortos con sólo alguna de las maravillas que esconde. Por eso no sentimos padecimiento por esta prisión y muy pocos son capaces de percibir el encierro. Sin embargo, es la cárcel más dulce, es nuestra casa. En ella gravitamos, rodeados de falsa intemperie.

Nos encontramos con los escritos, los ladrillos de la Torre (¿o ellos nos encuentran a nosotros?) y nos aferramos a sus giros, a sus trucos. Deseamos llenarnos de su extensión para poder materializar sus muros. 

Corremos entonces el peligro de olvidar una de sus mejores suertes: la brevedad. La palabra como llave de nuevas paredes y corredores que vienen a complicar la estructura de nuestra cárcel. Quizás sentimos temor a comprender lo inútil del esfuerzo por hacerla tangible.

A fin de cuentas, no es sino la eterna brevedad de cada palabra lo que hace infinito el número de galerías de la Torre, para que la “escalera espiral” se eleve y se hunda, cada vez más en el abismo que la atraviesa.