domingo, 4 de diciembre de 2011

Palabras para Vidolbranna

Y cuán azul puede ser un rostro sobre el mar de ojos, que dejo llagados sobre tu piel, cada vez que suspiro de entre tus ansias, mi libertad sigue oculta tras de tu silencio.

Cómo destrozar el dulce cerrojo que atenaza mis pies a tus caderas, como suben las nubes sobre una ladera, cuando al fin cede,

Soy sólo un frágil haz de luz cuando te atravieso de furor arrebatado, como un arcoiris veloz y sojuzgado, por el rocío sublime de tus párpados, empapados ellos de alegría serena.

Y no hay pena, no hay trampa, no hay cosa que pueda mecerse entre nosotros cuando dejo caer mi lanza y curo mis heridas con cada caricia que me esconde de todos los pulsos que me das para habitar mi espíritu como fruta deseada de ser mordida

Soy renovado, soy otro y todo lo debo a ser obstinado, dulce, pendenciero y tosco, pero de ti esclavo hasta que el mundo sea otro.

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